LAS MUCHAS RELIGIONES
LAS MUCHAS RELIGIONES
Mohandas K. Gandhi

Las religiones
representan caminos diferentes que convergen en un mismo punto. Poco importa que
nuestros caminos no sean los mismos, con tal que alcancemos el mismo fin. La
verdad es que hay tantas religiones como individuos.
Si un hombre llega al
corazón de su propia religión, se encuentra por eso mismo en el corazón de las
demás religiones.
Mientras existan diversas religiones, es fácil concebir
que cada una quiera tener un conjunto de símbolos que la distinga de las otras.
Pero hay que rechazar esos signos distintivos, cuando se hace de ellos
verdaderos fetiches o se utilizan para pretender que las demás religiones son
inferiores.
Después de un estudio y una experiencia profunda sobre esta
cuestión, he llegado a las siguientes conclusiones: 1) todas las religiones son
verdaderas; 2) ninguna está totalmente libre de errores; 3) todas las demás me
son casi tan queridas como la mía, en la misma medida en que nuestro prójimo
debería sernos tan querido como nuestros propios parientes. Siento tanta
veneración por la fe de los demás como por la mía. Por consiguiente, no puedo
pensar en convertirme.
Dios ha creado diferentes religiones, lo mismo que
ha creado a sus adeptos. ¿Cómo podría entonces en mi interior pensar que la de
mi vecino es inferior y desear que se convirtiese a mi religión? Si soy
realmente un amigo leal, lo único que puedo hacer es rezar para desearle que
viva perfectamente de acuerdo con su propia fe. En el reino de Dios hay diversas
moradas, y todas ellas son santas.
Que nadie tenga miedo de que se
debilite su propia fe por entregarse a un estudio respetuoso de las demás
religiones. La filosofía hindú ve fragmentos de verdad en todas las religiones y
nos manda que las respetamos a todas. Es lógico que esto presupone que se tenga
la misma actitud con nuestra propia religión. No e posible atentar contra ella,
estudiando y admirando a las demás religiones. Se trataría, más bien, de
extender a las otras religiones la consideración que uno siente por la
suya.
Mejor que acudir a las palabras, dejemos que nuestra vida hable por
nosotros. Dios no llevó la cruz hace 1900 años, una vez para siempre. Todavía
hoy, día tras día, muere y resucita. Sería muy pobre consuelo depender de un
Dios histórico que murió hace 2000 años. Por tanto, no prediquéis al Dios de una
época, sino al que vive hoy en vosotros.
Desconfío de los que proclaman
su fe a los demás, sobre todo cuando pretenden convertirlos. La fe no está hecha
para ser predicada, sino para ser vivida. Entonces es cuando se propagará por sí
misma.
El conocimiento de las cosas de Dios no se encuentra en los
libros. Pertenece al terreno de la experiencia vivida personalmente. Los libros
son, todo lo más, una ayuda; a veces son un obstáculo.
Estoy convencido
de que todas las grandes religiones del mundo son fundamentalmente verdaderas.
Son otros tantos como dones que Dios nos ha hecho y que creo necesario para
aquellos a los que han sido reveladas. Creo igualmente que, si pudiéramos leer
las escrituras de las diversas religiones, abrazando en cada ocasión los puntos
de vista de sus adeptos respectivos, veríamos que son fundamentalmente idénticos
y se completan de forma maravillosa.
La creencia en un solo Dios es la
piedra angular de todas las religiones. Pero no creo yo que algún día,
prácticamente, todas ellas lleguen a ser una sola. Teóricamente, si Dios es uno,
nada se opone a que haya una sola religión. Pero en la práctica no he encontrado
nunca a dos personas que tengan una concepción idéntica de Dios. Por
consiguiente, siempre habrá tantas religiones como temperamentos y variaciones
climáticas.
A mi juicio, todas las grandes religiones del mundo son
verdaderas en diversos grados. Son más o menos verdaderas porque, al ser
imperfectos los hombres, comunican sus insuficiencias a todo lo que tocan. La
perfección es un atributo que pertenece exclusivamente a Dios. No es posible
describirla; es intraducible. Pero estoy convencido de que todo hombre puede
llegar a ser perfecto, incluso tan perfecto como Dios. Todos hemos de aspirar a
esta perfección, pero una vez alcanzado este estado bienaventurado, es imposible
definirlo. Por consiguiente, con toda humildad, he de reconocer que hasta los
Veda, el Corán y la Biblia, representan la palabra de Dios, pero de un modo
imperfecto, hundidos en todos los sentidos entre mil pasiones, nos es imposible
comprender perfectamente la palabra de Dios, incluso bajo es forma incompleta
que nos ha dado a conocer.
No creo que los Veda hayan sido los únicos
textos que Dios ha inspirado. Estoy seguro de que esa misma inspiración divina
se encuentra también en la Biblia, en el Corán y en el Zend Avesta. Mi fe en las
escrituras hindúes no me lleva ni mucho menos a creer que cada palabra y cada
frase hayan sido inspiradas por Dios... Me niego a sentirme ligado por una
interpretación que repugne a la razón o a la moral, aun cuando los exégetas la
juzguen irrefutable.
.
Instituto de Indología 2010
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